Todos
los humanos que habitan en este mundo, hemos sido masoquistas. Nos gusta el
dolor que sentimos, y no se puede negar, nadie puede negarlo. Aunque no lo
aceptemos, nos gusta sentir la sensación de dolor en nuestro cuerpo, para luego
poder sentir paz en nuestra alma. Desde lo más simple de recordar algún hecho
doloroso, como la pérdida de una persona cercana, en donde nuestra mente nos
juega una mala pasada y nos hace recordar desde lo bueno hasta como se empezó a
derrumbar todo, o bien, algo más doloroso como hacerte mirar al espejo y que tu
reflejo te diga toda la verdad. El espejo no miente, nunca lo hace. Nos hace
ver lo que nosotros nos queremos negar a ver, quizás por eso odiamos nuestro
reflejo, porque es solo la pura realidad.
El
dolor nos hace más fuerte, nos da una lección de lo que no queremos aprender,
por eso los hombres son masoquistas, cuando somos niños no hacemos caso antes
que nos caemos y lloramos, así ya dejamos de hacerlo, pero mientras no pase
nada, seguimos.
Todos
profesamos los pecados capitales de una manera que sabemos bien que luego
sufriremos mucho, o incluso, lo estamos haciendo ahora.
1.-
Lujuria, nos gusta experimenta lo que nos tienta, sentirnos “satisfechos”, nos
gusta llenarnos de esa sensación de adrenalina aunque sabemos que luego, la
relación hermosa que tenías con tu pareja se rompe, pero no importa, al fin y
al cabo disfrutaste de la lujuria ¿No? Al fin y al cabo te gustó alejarte poco
a poco, volverte más cortante con la persona que supuestamente querías, que la
relación se volviera tensa, solo por la lujuria.
2.-
Pereza, nos gusta corrompernos, no hacer nada solo por ocio, nos gusta dejar
todo para que después estemos presionados, no salga bien las cosas, pero bueno.
¿Estuvo bien el largo descanso? ¿Valió la pena?
Me imagino que sí.
3.-
Gula, satisfacción es comer todo lo que quieras, sentirte bien con eso,
llenarte hasta que no entre más, cuando estamos tristes, comida; cuando estamos
felices, comida; cuando estamos enojados, comida; nos gusta atragantarnos, todo
es lindo hasta que pasamos por el maldito objeto que nos revela todo, te miras
en el espejo y te das cuenta lo que has hecho, no puedes evitar sentir algo
recorriendo por tu cuerpo hasta explotar y sentirte mejor. Pero claro, mañana
volverás a comer esa hamburguesa de doble carne luego de comer una bolsa de
papas ¿No? ¿Sabe bien la torta con helado y yogur?
4.-
Ira, ah, hermoso sentimiento que es descargarte con los demás que no tienen la
culpa de la otra persona. Es horrible ver esa persona que odias y no poder
gritarle, por lo tanto todo ese odio se lo digas a tu hermano, a tu pareja, a
tus padres. Pero bueno, ¿Ya te desahogaste? ¿O quieres seguir golpeando a tu
amigo?
5.-
Envidia, “No envidiarás a la mujer de tu prójimo”, eso es algo imposible, todos
envidiamos algo, desde un anillo hasta la familia de alguien, nos encerramos en
ese mundo de querer todo eso, empezamos a odiar cada vez más a esa persona. ¡Yo
debería tener eso! ¡Lo merezco más! ¿Seguro de eso? ¿Lo mereces? ¿Lo merezco?
Vamos, mírate en el espejo, ¿No te has pensado que tiene esa persona que tú no?
Definitivamente, sí esa persona lo tiene será por algo que tú no tengas.
6.-
Avaricia, ¿Ya lo tienes, no? Pues ahora ve por más, ¿No ves que esa persona te
está ganando? Es gracioso, puesto que esto es semejante a la gula, aunque
estamos satisfechos, queremos más, sin importar las consecuencias, queremos
sentirnos llenos, pero hay una diferencia en la gula, no hay forma de escapar,
no puedes ir al baño para tirar el dinero. Por cierto, ¿Viste que este año
sacarán un nuevo modelo? Y el próximo año también habrá otro. Aunque claro,
cuesta demasiado y tienes que ayudar tu familia. Qué lástima, eso tendrá que
esperar.
7.-
Soberbia, ¿Fuiste capaz de manipular la verdad? ¿Qué te dice el espejo hoy? ¿Qué
estás linda, qué eres la mejor? Claro, lo eres, pero ten cuidado, por ahí
alguien te pretende ganar, pero bien sabes que eso es imposible, porque para ti,
todos están en tus pies ¿Verdad? Bueno, más bien, todos inclusive tú están en
los pies de tu espejo.
De
verdad, somos masoquistas. Nos gusta mucho sufrir, nos gusta ver a los demás
felices mientras que nosotros lloramos en silencio o bien, nos gusta sentirnos
feliz aunque los demás sufren, todos somos egoístas, a todos dos gusta sentir
dolor. Pero ¿Hasta cuándo llegamos?
¿Hasta
cuanto aguantaré yo?
¿Hasta
cuanto podré seguir viéndome en mi propio reflejo y ver lo que no quiero ver?
Acepto
que soy esclava de mis pensamientos, soy esclava de lo que más odio. Pero no
quiero salir, porque de alguna u otra forma, me gusta sentirme así, porque sé
que en el futuro conoceré la tranquilidad y la paz y podré sonreír de verdad y
quererme. Y así, quizás…
No sea algo falso.
Me encanta.
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